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La fibra de carbono: un aliado para la ortopedia moderna

Si en el grafito las láminas de átomos de carbono se organizan de forma paralela, lo que hace que sea un material blando, en la fibra de carbono lo hacen de forma desordenada. De este modo, las uniones entre las láminas son mucho más fuertes. Las láminas forman filamentos que son considerablemente más finos que un cabello humano; y un conjunto de varios filamentos forman una fibra.

¿Por qué una muleta de fibra de carbono resulta más ligera que una de acero?

La explicación está en la densidad. Mientras que la densidad de la fibra de carbono no llega a 2 kg/m3, la del acero supera de lejos los 7 kg/m3. Así, si comparamos una muleta de acero con una de fibra de carbono, teniendo ambas el mismo volumen, la masa será mucho mayor en la primera que en la segunda. ¡Y nos provocará agujetas!

Lo que hace que el acero sea tan utilizado en productos ortopédicos como muletas y andadores es que es relativamente muy fácil de fabricar. Sus componentes se encuentran en abundancia en la naturaleza y además son de rápido acceso, lo que propicia su utilización en masa. Lo mismo sucede con el aluminio, que también se utiliza bastante en la ortopedia.

Las ventajas de la fibra de carbono hacen que sea posible su aplicación en otras áreas como el deporte (en raquetas de tenis, patines, incluso en Fórmula 1), el sector de la energía eólica o el consumo diario: para portátiles, trípodes y hasta en joyería.

Si la fibra de carbono triunfa en tantos campos, ¿por qué no utilizarla para beneficio de la salud?



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